proyecto:la cerámica de Muel.
www.competenciasbasicas.net/reforma_figueruelas
equipo de educación infantil del cra Insila Barataria
experiencias de aula y pequeños proyectos trabajados en el aula con los niños de infantil y primer ciclo de primaria.
lunes, 28 de noviembre de 2011
domingo, 27 de noviembre de 2011
viernes, 25 de noviembre de 2011
lunes, 21 de noviembre de 2011
LA CASTAÑADA
La ciudad se ha vestido de fiesta. Luces multicolores brillan por doquier. Los escaparates se han puesto sus mejores galas y en ellos podemos contemplar todo tipo de regalos: grandes y lujosos; sencillos y pequeñitos. Pero eso sí, todos ellos adornados con vistosos papeles y graciosas cintas de colores que atraen las miradas de cuantos aciertan a pasar por allí. Alegres villancicos resuenan en el aire. Hasta las estrellas parecen brillar con mayor intensidad para así contribuir a la belleza y esplendor de esta noche que parece mágica. La gente va y viene cargada de paquetes. En medio de este bullicio, de cuando en cuando, se escucha una dulce aunque cansada vocecilla que dice: - Castañas, castañas calentitas. Es una afable anciana que, arrebujada en una vieja pero pulcra toquilla, hace su reclamo, mientras se afana con la paleta para mantener calientes las pocas castañas que se agitan en la agujereada placa, que reposa sobre unas casi consumidas brasas. Hace un frío intenso. Ella insiste: - Castañas, castañas calentitas. Una joven se acerca y le dice: - Pero mujer, ¿a quién se le ocurre vender castañas en Nochebuena? ¡Vaya a cenar con su familia, que hoy es noche de comer turrón, y no castañas. Mientas la mujer se aleja, la anciana piensa: - ¡Qué bonito sería poder cenar con los hijos! Pero ellos son jóvenes y han formado sus propias familias. Si no me han dicho que vaya… será que no les viene bien. Y de nuevo repite: - Castañas, castañas calentitas. Que me queda pocas. En ese momento pasa un grupo de muchachos cerca de la anciana, y uno de ellos se le queda mirando: Ella insiste: - Joven, cómpreme unas castañas, que están calentitas. Y el muchacho, con cierta ironía, le contesta: - Pero abuela, ¿cómo quiere que le compre castañas? ¿No ve que voy muy ocupado? Y el grupo de amigos se aleja entre risas. Es casi media noche. La anciana sigue acurrucada en su toquilla, mientras, con un hilo de voz, insiste en su oferta. Pero ya apenas pasa gente por el lugar. Pequeños copos de nieve comienzan a caer. Entonces, la anciana decide: - Hace demasiado frío aquí. Me comeré las castañas que me quedan. Serán mi cena de Navidad. De lo contrario, no tendré fuerzas para llegar a casa. En ese instante, oye una vocecilla que, entre sollozos, dice: - Papa… mamá… ¿dónde estáis?… Tengo miedo y tengo mucho frío… La castañera mira a un lado y a otro y descubre a una niña de unos tres años de edad que, tiritando de frío, llora desconsoladamente. - ¿Qué te pasa, pequeña? ¿Te has perdido? - le pregunta con ternura. - Sí. Y quiero ir con mis papás. Tengo mucho frío y… tengo hambre también. - Yo no sé dónde están tus papás. Pero no te preocupes, seguro que ellos te están buscando. Enseguida te encontrarán -dice la anciana dulcemente. Y tomando la mano de la niña añade: - Ven, siéntate encima de mí. Yo te cubriré con mi toquilla. Toma, te pelaré estas castañas. Todavía están calientes. ¡Estás heladita de frío! - ¡Humm, qué ricas están! -dice la niña, mientras se frota los ojos y la nariz. Pronto entra en calor la pequeña y lloriqueando repite: - Quiero ir con mis papás… Tengo sueño… La anciana le responde con cariño: - Duerme tranquila. Enseguida vendrán tus papás. - No puedo dormir porque mi mamá siempre me canta una canción muy bonita para que me duerma y ella ahora no está aquí… La castañera, olvidando por completo sus necesidades, comienza a cantar una nana. La niña pronto se sumerge en un profundo y tranquilo sueño. La nevada se va intensificando y la ciudad se cubre de una hermosa alfombra blanca que da al paisaje una serenidad inigualable… En la intimidad de los hogares, las familias celebran la Navidad. Más no todas. Unos padres angustiados, acompañados por varios agentes de la policía, buscan afanosos a su pequeña. Llevan varias horas recorriendo las calles de la ciudad. - ¡Hija, hija mía! ¿Dónde estás? -dice la madre. - Laura, cariño, contéstanos -añade el padre. De repente, un policía grita: - ¡Vengan ustedes aquí! Parece que hay una anciana con una niña en los brazos. - ¡Nos han raptado a nuestra hija! -dice encolerizado el padre. - ¡Pobre hija mía, en brazos de una desconocida! -añade la madre. - ¡Ayúdenme! -replica el policía-. ¡No puedo quitarle la niña de los brazos! El padre se acerca y, asiendo fuertemente a la pequeña, grita: - ¡Suelta a mi hija! Nada más coger a la niña, el cuerpo de la anciana cae al suelo sin vida. Estaba congelada. La madre, con la niña en brazos y llorando de emoción, exclama: - Nuestra hija está bien. No tiene frío. ¡Es un milagro! Justo en ese instante, la pequeña despierta y abrazando a su madre le dice: - ¿Me vas a cantar la canción de la castañerita? ¡Es la más bonita que he oído! Un silencio estremecedor sigue a las palabras de las niña, que sólo es roto por un dulce villancico que, no sé de qué lugar, llega a nuestros oídos.
CALANDRIA LA CASTAÑERA
Calandria, la castañera, vivía en una casa del bosque. No oía bien y no tenía buena vista porque tenía muchos años. Llevaba siempre un gran delantal, un pañuelo en la cabeza, una toquilla de lana y una cesta en la mano. Cuando comenzaba el otoño iba por el bosque recogiendo castañas.
Un día vio que había muchas y empezó a recogerlas. -¡Castaña… a la cesta!– decía muy contenta. -¡Castaña… a la cesta!– al coger otra. Cuando tuvo la cesta bien llena, se fue a su casa y encendió el fuego para asar las castañas. Pero, … -¡Ay! ¿ Y las castañas? ¿Dónde están?- La cesta estaba completamente vacía. No quedaba ni una.
Empezó a llover y entre las gotas que caían al suelo, la castañera vio una castaña que andaba. -¿Cómo puede ser?- pensó. -¡Las castañas no andan!-. Pero… -¡si tienen cuernos!- gritó. -¡Las castañas no tiene cuernos!- pensó de nuevo.
Se dio cuenta que en lugar de castañas había cogido caracoles. Había por todos los sitios: en la mesa, en el suelo, en la pared, y… hasta en el techo… Volvió corriendo al bosque para buscar castañas. Pero… ¿cómo haría para no volver a equivocarse? Pensó, pensó y pensó, hasta que se acordó de una canción que le cantaba su abuela sobre los caracoles, pero no se acordaba:
¿Un caracol debajo de un botón,…? -¡No, así no!- ¿Un caracol se comió una col…? -No, así tampoco- ¿Un caracol en un cajón…? -No, así no- Un caracol se rompió el pantalón…? -No, así tampoco- Hasta que la final se acordó de la canción:
“Caracol, col, col,
saca los cuernos al sol
que tu madre y tu padre
ya los sacó”
Cuando terminó de cantarla dijo:
¿No sacas los cuernos? –Pues entonces castañas- y la echaba a la cesta. -¿No sacas los cuernos? –Pues entonces castañas- y otra a la cesta. Esta vez no se equivocó, volvió a su casa muy contenta con la cesta llena y empezó a asarlas, mientras gritaba:
¿No sacas los cuernos? –Pues entonces castañas- y la echaba a la cesta. -¿No sacas los cuernos? –Pues entonces castañas- y otra a la cesta. Esta vez no se equivocó, volvió a su casa muy contenta con la cesta llena y empezó a asarlas, mientras gritaba:
"¡Castañas! ¡Castañas!
¡Castañas asadas!
¡Castañas! ¡Castañas!
¡Castañas tostadas!
¡Castañas! ¡Castañas!
¡Calientes y sanas!"
Y los niños que salían de la escuela, fueron corriendo
y muchos se quemaron por no esperar un momento
Cuento de Maria Castañera
Érase una vez una castañera que se llamaba Maria Castañera y llevaba un cesto lleno de castañas. Siempre corría para no llegar tarde a su puesto en la calle, ya que cuando empezaba a anochecer tenía que estar abierto para vender las castañas. Y ¿sabéis qué? Un día tropezó con las faldas tan largas que llevaba y, CHAF!, todas las castañas por el suelo.
Enfadada, se agachó para recogerlas y no encontró ninguna, las había perdido todas!- Qué haré yo ahora?
Estaba tan enfadada que no paraba de quejarse. Los duendecillos del bosque que estaban cerca, la oyeron y se acercaron para decirle:
- No te preocupes, nosotros te traeremos tantas que no te cabrán en el cesto.
Poco después María Castañera tenía de nuevo un montón de castañas en su parada.
Y todos juntos, con alegría, se pusieron a cantar:
"Ahora es el tiempo de las castañas,la castañera, la castañera,
ha bajado de la montaña,
hasta la escuela, hasta la escuela
la chaqueta le va pequeña,
la faldita le hace campana,
los zapatos le hacen clon-clon
y al bailar
se ríe un montón.
Las castañas están muy ricas,
las castañas están chipén,
las comemos todos juntitos
las castañas saben muy bien"
Y colorín colorado, ¡este cuento ya se ha acabado!
Poesia castañera
Castañas, castañas,
las puedes tomar
en un cucurucho
para merendar...
El mes de noviembre
castañas nos da,
asadas, tostadas,
¡qué ricas están!
¡A las ricas castañitas,
Poema de la castaña
Adivinanza castañera
Con cinco letras primeras
me dicen que casta soy,
y es cierto que engendro y doy
otras hijas venideras
a donde enterrada estoy
Con cinco letras primeras
me dicen que casta soy,
y es cierto que engendro y doy
otras hijas venideras
a donde enterrada estoy
Oda a una castaña en el suelo
(Pablo Neruda)
Del follaje erizado
caíste
completa
de madera pulida,
de lúcida caoba,
lista
como un violín que acaba
de nacer en la altura,
y cae
terminado en secreto
entre pájaros y hojas,
escuela de la forma,
linaje de leña y de la harina,
instrumento ovalado
que guarda en su estructura
delicia intacta y rosa comestible.
En lo alto abandonaste
el erizado erizo
que, entreabrió sus espinas
en la luz del castaño,
por esa partidura
viste el mundo,
pájaros
llenos de sílabas,
rocío
con estrellas,
y abajo
cabezas de muchachos y muchachas,
hierbas que tiemblan sin reposo,
humo que sube y sube.
Te decidiste,
castaña,
y saltaste a la tierra,
bruñida y preparada,
endurecida y suave
como un pequeño seno
de las islas de América.
Caíste
golpeando
el suelo
pero nada pasó,
la hierba
siguió temblando, el viejo
castaño susurró como las bocas
de toda una arboleda,
cayó una hoja del otoño rojo,
firme siguieron trabajando
las horas en la tierra.
Porque eres
sólo
una semilla,
castaño, otoño, tierra,
agua, altura, silencio
prepararon el germen,
la harinosa espesura,
los párpados maternos
que abrirán, enterrados,
de nuevo hacia la altura
la magnitud sencilla
de un follaje,
la oscura trama húmeda
de unas nuevas raíces,
las antiguas y nuevas dimensiones
de otro castaño en la tierra.
OTRA POESIA
Castañita, castañita
que en el fuego estás
salta, salta
que te quemarás.
Castañera, castañera
que asando castañas estás,
ten cuidado, ten cuidado
o te quemarás.
que en el fuego estás
salta, salta
que te quemarás.
Castañera, castañera
que asando castañas estás,
ten cuidado, ten cuidado
o te quemarás.
CANCIÓN DE LA CASTAÑADA
EL OTOÑO YA SE ACERCA
SOPLA EL VIENTO EN LA MONTAÑA
Y ARRASANDO VAN LAS HOJAS
DE LOS ÁRBOLES Y PLANTAS
LAS HOJITAS HACEN CORRO
POR QUE LES GUSTA BAILAR
VAN DE PRISA VAN DESPACIO
MARCA EL VIENTO SU COMPAS
LUEGO EL FUEGO ENCENDEREMOS
Y ASAREMOS LAS CASTAÑAS
BAILAREMOS TODOS JUNTOS
SIN PARAR HASTA MAÑANA.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
martes, 15 de noviembre de 2011
Los juegos de antes
Marisa y yo os contamos una de las actividades realizadas en el C.P.San Braulio con motivo de su cincuenta aniversario.
viernes, 11 de noviembre de 2011
La paz se hace todos los días
Esta actividad viene a resumir algunas de las actividades que a lo largo del año hemos ido realizando en el aula de 3 años del C.P. San Braulio de Zaragoza con la colaboración de los padres y madres. Espero os sirva .
miércoles, 9 de noviembre de 2011
UNA MASCOTA EN EL AULA-C.P. DE BÁRBOLES (ZARAGOZA)
Esta experiencia fue desarrollada con los niños de infantil y primer ciclo de primaria y apoyada por toda la comunidad educativa.
UNA MASCOTA EN EL AULA ENLACE
UNA MASCOTA EN EL AULA ENLACE
EXPERIENCIA ESCOLAR : UNA MIRADA A OTRA CULTURA.
Una mirada a otra cultura, es una experiencia de aula llevada a cabo con los niños de 3 años del Colegio Público "Hermanos Marx" de Zaragoza. En el siguiente enlace tenéis desarrollada la experiencia para quién la pueda necesitar o simplemente para el que quiera disfrutarla.
Saludos.
Pincha aquí si quieres ver el artículo completo.
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